vivir en el olvido no faltaba más,
de amarga lágrima saltó alegría,
pues tu presencia me hacía vacilar.
Juzgué tu mirada, y
me sentí vacía, pues no sabía
el daño que podía provocar
y juré por vientos y juré por voces
que a ese amor mío yo habría de cuidar,
pues caí rendida y enamorada...
caí enamorada, cuando no pensaba que
me iba a enamorar.
Y que perfección divina y que magia
la que un día alguien quiso evitar.




