
Su cuerpo se estremeció bajo aquellas manos frías y entre la luz que se colaba por las rendijas de la ventana pudo ver la mirada verde grisácea que la hacía tan voluble. Se sentía inmensamente confundida, su voz se escondió tímida, sus piernas se recogieron hasta quedar en posición fetal.
El tiempo discurría en cámara lenta, aquellos segundos parecían horas, un infierno en vida tener que soportar ver su rostro nuevamente. Ella no lo odiaba, solo temía lo que podía suceder estando tan cerca. Se sentía insignificante, indefensa, pérdida, cual hormiga bajo un aterrador y gigante zapato.
¿Cuando desaparecería? ¿En que momento su memoria borraría?